Capitulo 3: De espionaje y ojos verdes

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Capitulo 3

De espionaje y ojos verdes

El día estaba claro y soleado, en el patio de la escuela pública ciento dieciocho se encontraban Arnold y Gerald el primero distinguible por su enorme cabeza de balón bestia como de costumbre con una camisa a cuadros color rojo que le quedaba tan grande que debajo de su sudadera azul daba la impresión de ser un “kilt” escocés. Gerald también lucia como de costumbre, con un afro alargado y su camisa roja de balón cesto con el número treinta y tres en blanco abarcando la mayor parte de la camisa posible por delante y por detrás.
Sin embargo había algo diferente en esos dos, tenían una seriedad en sus rostros que se ve solo cuando algo muy importante está pasando, y como no si Arnold estaba diciendo a su mejor amigo que acababa de descubrir la verdad detrás de la desaparición de sus padres, pues como es sabido Arnold fue criado por sus extravagantes abuelos.
-¿San Lorenzo? Nunca había escuchado de ese lugar.- dijo Gerald con una expresión seria pero en un tono que destilaba curiosidad.
-aparentemente es un país de América del sur yo tampoco lo conocía, según el abuelo es muy chico y se encuentra cerca de Brasil y comparte parte de la selva amazónica.- fue lo que le contesto el chico de la cabeza de balón.
-bueno, estaban en San Lorenzo. ¿Qué fue lo les paso?
Y de ese modo fue que Arnold comenzó a contar la historia de sus padres.
“fue en San Lorenzo donde se conocieron mi padre Miles era un antropólogo que se encontraba de expedición para estudiar unas ruinas por lo que he visto en fotografías era bastante fornido de cabello rubio y barbilla partida, aunque según mi abuelo un cabeza dura para todo lo que no fuese su trabajo. Mi madre Stella era una médica experta en botánica medicinal y se encontraba en las mismas ruinas, ella era alta aunque no tanto como mi padre, de cabello castaño y debo agregar que fue de ella de quien herede la forma de mi cabeza aunque la de ella no era tan alargada.
No paso mucho tiempo desde que se conocieron a que se enamoraron, en una ocasión mi padre tuvo la idea para una cita, su mejor amigo Eduardo le había dicho de una montaña que daba una vista hermosa de la zona por lo que invito a mi madre a subir por esa montaña, por la descripción de mi padre en su diario debe de ser un lugar hermoso, lo describe como si no hubiera más que un enorme lienzo verde con ocasionales manchas de colores, dividido por un serpenteante y ancho rio.
Pero no todo fue tan bueno ese día a paneas llegaron a la cima de la montaña resbalaron por el acantilado y fueron a parar por el rio, mi padre trato de sujetar a mi madre antes de caer pero eso solo provoco la caída de ambos. En el rio lograron salir a flote pero todo empeoro cuando se dieron cuenta de que se dirigían a una cascada. Intentaron asirse de lo que podían pero todo terminaba sucumbiendo a la propia fuerza del cauce del rio. Parecía que no había escapatoria cuando llegaron al filo de la cascada e inevitablemente cayeron.
Pero ocurrió un milagro, cuando lo creían todo perdido se dieron cuenta de que ya no caían y de que en realidad no cayeron por todo lo alto de la cascada. El agua aun les caía con una fuerza sorprendente, no veían bien en donde estaban pero se dieron cuenta de que se encontraban en una red. Siguieron las costuras de la misma y se encontraron en el interior de una caverna…”
-Araní estás hablando en serio no lo puedo creer. ¡Tus padres eran aventureros del estilo de las películas! - exclamo Gerald bastante entusiasmado, su rostro perdió todo rastro de seriedad.
-Bueno no es que ellos quisieran que pasara eso- respondió Arnold mucho más animado, parecía que estaba recuperando su actitud normal.
-Bueno Arni sigue Contando.

Lo que Arnold y Gerald no sabían es que una niña, de estatura baja con una enorme sudadera azul, lentes ovalados, cabello oscuro y recogido, de rasgos asiáticos estaba muy cerca de ellos escuchando todo lo que decían.
Phoebe fue encomendada por Helga para averiguar por qué Arnold se mostraba deprimido. Se supone que Phoebe solo actuaba por las ordenes de Helga y que no savia las razones por las que ella le encomendó esa misión, pero la verdad es que Phoebe siempre supo la verdad. Su mejor amiga y “jefa” estaba enamorada del cabeza de balón, nunca lo hablaron directamente pero ella no era tonta y se dio cuenta de ello muy pronto. Tampoco era un secreto que ella misma se sentía atraída por Gerald, incluso Gerald daba señas de sentirse atraído también. Pero esta relación siempre quedaba en segundo plano, en ese momento Phoebe sabía que lo más importante era lograr ayudar a Helga a conquistar a Arnold.
Se oculto detrás de algunos juegos de metal y se puso a escuchar a los dos amigos, y a anotar todo lo que considerase importante, nunca le había gustado espiar pero al igual que Helga sentía muy extraña la actitud de Arnold, lo conocía hace tiempo y nunca lo había visto a sí. No pudo ocultar la impresión cuando Arnold inicio a contar la historia de sus padres. Nunca imagino que se tratara de algo tan serio, tardo un tiempo en recuperar la calma y seguir anotando todo lo que podía, sin embargo con forme escuchaba su interés fue aumentado y quedo absorta en la historia de Arnold olvidándose completamente de escribir “ya se lo contare a Helga después” pensó para sus adentros y se sentó mas cómodamente para escuchar desde su escondite.

-Está bien, está bien, seguiré contando – Dijo Arnold sin percatarse de su segundo espectador.
“El interior de la cueva era amplio e iluminado por una extraña tonalidad verde, los muros estaban repletos de gravados prehispánicos que mi madre identifico eran de la cultura de los ojos verdes, por lo que se veía algunos de los grabados eran recientes, pero se creía que la tribu llevaba extinta siglos. Esto desconcertó a mis padres sin embargo sintieron una enorme gratitud a las personas que indirectamente los habían salvado.
Ese fue el primero de los contactos que tuvieron mis padres con la gente de los ojos verdes, pero no fue el único tiempo después Eduardo les conto que una reliquia muy importante había sido robada de un templo que se creía pertenecía a los ojos verdes. Mis padres vieron esa como la oportunidad de devolverles el favor, lograron seguirle la vista al ladrón al cual en los bajos barrios se le conocía como la sombra. Lo encontraron no muy lejos de san Lorenzo, y en lo que mi padre describe como una pelea sorprendente de la que salió muy mal golpeado, pero al final recupero la reliquia, la cual estaba envuelta en unas mantas y que mi padre no quiso desenvolver, pues explica que era demasiado sagrada para que la vean personas ajenas a la tribu.
Después de recuperar el ídolo, se dieron a la tarea de buscar una forma de devolvérselo a la gente de los ojos verdes, viajaron por lo recóndito de la selva hasta que encontraron un pequeño altar de roca con inscripciones parecidas a las que había en la caverna de la cascada, era algo parecido a un semi-teatro pero más chico y con un pedestal en el centro, todo parecía construido con roca de jade, de la más fina, aunque deteriorada por el tiempo. Todo estaba cubierto por una capa de plantas enredaderas y otras malas hiervas, sin embargo se respiraba un aire de vida alrededor de ese lugar como si aun fuera frecuentado.
Dejaron el ídolo en el pedestal y se propusieron retirarse, en cuanto dieron la espalda al altar y avanzaron un poco, escucharon el inconfundible sonido de pasos corriendo, se dieron la vuelta y en el pedestal ya no se encontraba el ídolo en su lugar había dos medallones de oro con una roca de jade de colguije que asemejaba un ojo; un ojo verde.
Tiempo después mis padres decidieron casarse, la boda se realizo en San Lorenzo, en unas ruinas que daban vista a un acantilado y un rio, en un hermoso día soleado, mi padre pago el viaje de mi abuelo y abuela, también estaba Eduardo el mejor amigo de mi padre aunque por alguna razón no había familiares de mi madre en el lugar. La boda estaba sucediendo de manera normal, pero a poco más de la mitad ocurrió algo muy inesperado, se suscito un terremoto en el lugar, nada se destruyo pero si causo un caos aun más inesperado, cuando parecía que la boda se cancelaria para hacerse en otro momento sucedió algo aun más inesperado, Eduardo vio que algo se acercaba por el rio. Resulto ser una canasta con una cría de cerdo en ella, en su cuello estaba un collar parecido al que los ojos verdes le habían dado a mis padres antes…”
-Espera. ¿Me estás diciendo que Habfner es un regalo de los ojos verdes?- expreso Gerald con los ojos saltones por la impresión, le era difícil creer que el cerdo mascota de Arnold tuviera un pasado tan sorprendente.
-Yo tampoco lo podía creer cuando encontré el diario es bastante sorprendente, la verdad nunca antes me había preguntado de donde habíamos sacado a Habfner, con tantos animales en la casa y lo raro de mis abuelos – explico Arnold que ya había recuperado su ánimo normal – pero bueno, déjame continuar
“con el regalo de los ojos verdes, mis padres se animaron para continuar la boda ese día, y a si fue, después de ese día ellos fueron marido y mujer, continuaron trabajando en San Lorenzo cuando ocurrió otro desastre, los grupos indígenas del país se vieron azotados por una horrible epidemia, mis padres creyeron que los ojos verdes también estarían siendo afectados por lo que se dieron a la tarea de buscar una cura, mi madre empleo todo su conocimiento en plantas curativas para crear la medicina, y mi padre le ayudo buscando todas las plantas necesarias en lo más recóndito de la selva. Mientras tanto también ocurrió algo mas, mi madre se embarazo.
Los meses pasaron y mis padres seguían buscando la cura, pero el tiempo empezaba a verse corto, si no la descubrían pronto los ojos verdes morirían por la enfermedad, al que se le conocía como el mal del sueño, en una de las búsquedas por plantas extrañas mi madre entro en trabajo de parto, era de noche y no había hospitales cerca pues se encontraban en lo más profundo de la selva, encontraron unas ruinas en que refugiarse pero cuando todo parecía que no podía empeorar, un volcán que se creía inactivo erupcióno muy cerca de donde ellos estaban, la lava empezó a fluir muy cerca de las ruinas, los animales intentaban de correr y refugiarse en lugares altos, los que no podían simplemente morían quemados por el hirviente magma. Fue en ese momento cuando nací yo y por alguna razón al mismo tiempo se detuvo el volcán”
-Vamos Arni. ¿Al mismo tiempo?- Dijo Gerald con tono de incredulidad pero interés.
-Yo solo te digo lo que decía el diario- Respondió Arnold divertido.
-¿Por qué crees que paso?
-No lo sé pero es extraño, debió ser solo una coincidencia, déjame terminar.
“Después de que nací, mis padres siguieron buscando la cura además de cuidarme, paso un tiempo más antes de que pudieran desarrollar la medicina, pero al final lo pudieron lograr. Fueron al mismo lugar en que entregaron el ídolo robado y pusieron una caja con los frascos de medicina, y como la vez anterior apenas se dieron la vuelta la caja desapareció y había en su lugar otras joyas de jade.
Mis padres siguieron en San Lorenzo por un tiempo, pero empezaron a creer que el lugar era demasiado peligroso para cuidarme por lo que al poco tiempo decidieron regresar al vecindario, a la casa de huéspedes de mis abuelos, mi abuelo estaba encantado de que su hijo volviera a el viejo vecindario, y por un tiempo todo parecía marchar bien. Pero un día Eduardo llego a visitarlos y les trajo con él, muy malas noticias, en San Lorenzo había aparecido otro brote del más del sueño, mis padres no sabían que hacer por un lado no querían dejarme solo, pero por otro la gente de los ojos verdes se habían vuelto muy importantes para ellos, luego pasar noches pensando en que hacer decidieron que irían a San Lorenzo una vez mas solo para ayudar a los ojos verdes y que volverían lo mas pronto posible, unas semanas a lo mucho, eso fue lo que le dijeron a mis abuelas, cuando me dejaron a su cuidado, pero como sabes, ellos nunca volvieron.”
A Arnold se le escapo una pequeña lagrima con las últimas palabras, sin embargo se notaba que ahora está de mejor ánimo que antes, contarle la historia de sus padres a su mejor amigo lo había hecho sentir mejor.
-Valla Arni en serio no me imaginaba que a si fuera como habían desaparecido tus padres- fue la mejor respuesta que Gerald pudo decir.
-Si bueno yo tampoco, pero el diario es la prueba. Y no es todo sabes- fue lo que le respondió Arnold a su amigo.
-¿Qué quieres decir?- respondió Gerald contrariado.
-Al final del diario había un mapa, un mapa para encontrar a los ojos verdes, o eso parece. – Dijo Arnold con un tono de misterio parecía que tenía tiempo queriendo llegar a esa parte de la historia.
-¡Enserio Arni! y ¿crees que estén con vida?
-No lo sé, de todas maneras no puedo comprobarlo- había un tono de desilusión en la voz de Arnold aunque aun conservaba su recién recuperado animo.
-Bueno, gracia por contármelo amigo, sabes que estoy aquí para apoyarte- comento Gerald .
-No te preocupes de todas maneras tenía que decírselo a alguien, Creo que es hora de que nos vallamos. Dijo Arnold mucho más feliz- hoy hay juego de cartas en casa de Stinky.
Está bien Arnold.- fue la respuesta de su mejor amigo.
Ambos amigos se pararon y fueron por sus bicicletas para ir a buscar al resto de la pandilla e ir después a casa de Stinky.

Phoebe se encontraba anonadada por lo que acababa de oír, simplemente le parecía increíble, durante un momento había olvidado todo lo demás, su mente no tenía cabida para nada más que la historia de Arnold, pero ahora que los dos amigos se habían ido ella decidió que era momento de recuperarse. Tenía que buscar a Helga para contarle todo lo que había escuchado.
Se paro, busco su mochila y se dirigió hacia casa de su amiga.